Por Cesáreo Silvestre Peguero
No admiten la crítica, ni la opinión,
se creen los dueños de la salvación.
Dicen solo nosotros", con ciega fe,
y al resto del mundo, perdido lo ve.
Rechazan ideas que no son su espejo,
desprecian al sabio y al buen consejo.
Si no es su doctrina, nada tiene valor,
viven encerrados en su propio error.
Les gusta que el otro se sienta apartado,
mirando con asco al que está a su lado.
Levantan los muros, dividen la gente,
sembrando rechazo en cuerpo y en mente.
Señalan la paja en el ojo vecino,
sin ver que su viga les tranca el camino.
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