Por Cesáreo Silvestre Peguero
Él fue un hombre de valor, declamaba con pasión: Murió sirviendo al Dios creador.
Le debemos recordar, fue un munícipe ejemplar, un poeta singular que a todos supo honrar.
No vivía de apariencia, se mostraba con esencia.
Con integridad sin igual, fue un ser muy especial.
Era un hombre íntegro y sin maldad, mostró siempre su bondad.
Fue un luchador antitrujillista en nombre del ciudadano, un digno petromacorisano.
Con su escrito denunciaba, con ahinco reclamaba.
Oponente fuerte a la maldad, proclamaba libertad.
Su gran bondad él siempre usó, jamás su principio transigió, su noble espíritu mostró, la dignidad lo caracterizó.
En su poema "Yo soy Macorís,"
Clamó por San Pedro de Macorís.
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