Por Cesáreo Silvestre Peguero
Reía con gran regularidad,
Ofreciendo a todos su noble amistad.
Se inició como corresponsal de los medios de la capital, su aporte periodístico hay que señalar.
Fundó el periódico «El Imparcial», que todos han de recordar.
Dirigió programas de televisión, su voz ha quedado en la recordación.
Su gran distinción no se la llevó el viento, su legado es un firme sustento.
Promovió un galardón inmortal.
Recordamos muy bien sus eventos,
Reconocía siempre el talento.
Recuerdo la medalla que me otorgó, su gran estima me demostró.
Reconoció con gran firmeza, todo esfuerzo y noble entereza.
Convocó a la gente con amor, sin importar su color.
Su gesta Acuario, un gran estandarte,
Elevó con su premio el arte.
Era hermano del periodista Radhamés de la Cruz, un hombre auténtico que siempre brindó su luz.
Le sobreviven su esposa Santa Colomé y sus hijos,
Ellos fueron su regocijo.
Aunque se fue sin hacer ruido, su memoria jamás caerá en el olvido.
Su galardón es muestra de honor, es por eso que inspira fervor.
En agosto del 2016, falleció pero su enseñanza quedó.
Murió víctima de complicaciones de diabetes, fue un gran personaje, orgullo de la Región Este.
Los personajes surgen y se morirán, mas su obra y su ejemplo siempre quedarán.
Este poema es un tributo vehemente,
Un sentir de nuestra gente.
No lo podemos olvidar, a José de la Cruz debemos homenajear.
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